2. * Podemos también "escuchar" la grabación de la liturgia de la Palabra y la CATEQUESIS del P. Justino...
3. Reflexión: Jesús, con tocarte sólo un poquito con fe me sanas
1. VER: Necesitamos estar cerca
- En este tiempo de pandemia que estamos viviendo a causa del Covid 19 echamos de menos la cercanía de aquellos que queremos, darnos un abrazo, expresar más nuestros sentimientos. La distancia social nos evita contagios pero también merma un poco nuestra necesidad de darnos la mano, tocarnos, jugar en grupo, ser más expresivos.
¿Qué echás de menos en este tiempo?
2. JUZGAR: Tocar con un poquito de fe
- En el evangelio de hoy Jesús realiza dos curaciones. La 1ª, una mujer enferma que toca su manto con la seguridad de quedar curada. Jesús la cura y le dice: “hija, tu fe te ha salvado, queda curada de tu enfermedad”. La 2º, es la hija de Jairo que acaba de morir. Jesús dice al padre: “No temas, basta que tengas fe”. Y a la niña la cura diciéndole: “Niña, levántate”.
¿QUÉ NOS QUIERE DECIR?
- Jesús aparece siempre trayendo la salvación y la vida, devolviendo la salud a los enfermos y la vida a los muertos. Jesús apuesta por la vida, por una vida digna, con calidad. También el cristiano lleva en sus genes la defensa de la vida, de la salud… Qué equivocados los que creen que Dios nos manda la muerte o las enfermedades, Dios nos da la vida. Recordemos el libro de la Sabiduría: “Dios no ha hecho la muerte, ni se complace destruyendo a los vivos”. Apostemos por la vida, por lo sano, saludable y sostenible.
- Aquella mujer enferma, trata de tocar el manto de Jesús. Esta mujer tiene fe en que, si Jesús le toca, le transmitirá la curación, quedará sanada. Vosy yo necesitamos tener un poquito de fe para que nos sane, nos perdone, nos estimule a amar y a cambiar. ¿Qué sería de nosotros sin fe? Seguramente hubiéramos tirado ya la toalla como tantos. Necesitamos de la fe, tocar el misterio del Amor de Dios que nos envuelve y nos impulsa. Tocar a Jesús y Él hará lo demás. Tener fe, una fe más profunda, más firme. Pero, como aquella mujer, una multitud nos “apretujará”, impidiéndonos tocarle (no está de moda seguirle, ni tener fe).
- El jefe de la sinagoga, Jairo “se echó a los pies de Jesús” para que su hija “se cure y viva”. Era un hombre de gran fe (“basta que tengas fe”). Y Jesús obra el milagro.
Hoy nos pide Jesús que como Jairo nos echemos a sus pies, que confiemos, aunque también se rían de nosotros. Y nos seguirá diciendo “¡niña, levántate!”, como una invitación a no quedarnos adormecidos, a fijarnos en los pequeños milagros cotidianos, a descubrir
la presencia de Dios en tantos gestos y situaciones.
¿Qué te enseña la fe de estos personajes?
3. ACTUAR: Que no me falte la fe, Señor
- Seamos amigos de la vida, para defenderla, cuidarla, compartirla, agradecerla.
- Acercate a Jesús, hacete su amigo, formate y pedile que tu fe sea más firme y profunda.
Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle, con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista en donde venía el mapa del mundo. ¡Justo lo que necesitaba!
- Vos que nos das todo sin poner condiciones. Señor, ten piedad.
-Vos que nos has entregado tu vida entera y nos invitas a tu mesa. Cristo, ten piedad.
-Vos que alimentas nuestra fe cuando nos cuesta fiarnos totalmente de ti. Señor, ten piedad. Dios todopoderoso tiene misericordia de nosotros, perdona nuestros pecados y nos lleva a la vida eterna. Amen.
2. Por todos los enfermos, para que vivan con esperanza y recuperen pronto la salud. Oremos.
3. Por los médicos y enfermeras; para que curen no sólo mediante aparatos y medicamentos sino también por su trato amable con los pacientes. Oremos.
4. Por todos nosotros para que seamos unos para otros la mano amiga que levanta el ánimo y comunica paz y esperanza. Oremos.
5. Por todos nosotros, para que tengamos mucha fe, que confiemos en Dios y nos arrojemos en sus brazos con la seguridad de que nunca nos fallará. Oremos.
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