1. Señor, hemos estado preparándonos en estas semanas para recibirte. Estamos listos. Acogemos nuevamente tu Palabra que nos dispone a esta gran celebración de la Navidad.
También el pesebre nos recuerda que es necesario que todos tengamos un hogar, una casa donde estar y vivir.
Hoy en nuestra casa queremos, como hicieron María y José, decir “SI”.
Con esta luz que encendemos ahora, deseamos mantener nuestra espera.
(Si hemos hecho la corona de adviento, se enciende la cuarta vela).
Este domingo el Evangelio nos narra que el ángel Gabriel fue enviado a la ciudad de Nazareth a llevar un anuncio a una virgen, llamada María.
Ella nos enseña a estar atentos a la voz de Dios y a responder con alegría y con rapidez.
En esta cuarta semana de adviento, pondremos el pesebre o cuna en nuestro rincón de la fe, lo dejaremos preparado para que el día 24 por la noche coloquemos sobre él
la figura del niño Jesús. Pero HOY y TODOS LOS DÍAS, con su Palabra Jesús entra en nuestra casa.
Veamos este video hecho y narrado por chicos para conocer la historia del pesebre
2. Ahora vamos a cantar lo que ocurrió hace dos mil años en el pueblito de NAZARET, en casa de MARÍA, CUANDO ELLA ESTABA en oración, a la escucha de Dios, que habla en el corazón...
o bien MAÑANA unirnos espiritualmente a la CELEBRACIÓN DE LA MISA EN NUESTRA COMUNIDAD (a la noche les enviamos el VIDEO...) 3. Leemos y comentamos entre todos...
El evangelio nos habla del Sí de
María al mensaje del Ángel que le pide ser la Madre
de Jesús.
En todas las familias las madres ocupan un lugar
importante. Así ocurre con la Virgen María entre los
cristianos.
Miramos el siguiente vídeo.
María estuvo siempre con Jesús, desde Belén hasta la
cruz. Allí nos la entregó como Madre nuestra y cuida
de nosotros desde el cielo.
El corazón de María y José es un corazón lleno de luz
y ternura que nos enseña a acoger a Jesús y a decirle
Sí a su amor y a su evangelio.
4. Oremos cantando
Unidos en
familia,
aclamamos a
María:
Lector 1:
Tú eres la Madre de Dios y Madre nuestra.
-Por el Papa Francisco, para que con su sencillez, le siga anunciando a todo el mundo el amor de Dios y la alegría de la Navidad. ¡ven, Señor Jesús!
-Por nuestra patria, para que estas fiestas nos traigan nueva esperanza y encontremos el rumbo para ser un país mejor. ¡ven, Señor Jesús!
-Por nuestras familias, para que, como María, no tengamos miedo de recibir a Jesús en medio nuestro. ¡ven, Señor Jesús!
-Por los que andan perdidos, alejados de Dios, para que encuentren en esta cercana Navidad, el camino del amor, la verdad y el perdón. ¡ven, Señor Jesús!
Quien lo desee, puede agregar intenciones.
Después, quien anima la oración, dice: Concluyamos nuestra celebración en familia, diciendo juntos la oración que Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro que estás en el cielo…
Y saludemos hoy especialmente a nuestra Madre con las palabras del ángel...
5. Podemos terminar la celebración cantando este hermoso villancico argentino
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