1. Conmemoramos en la Liturgia la obra de Salvación de Cristo.
El domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico. (SC 106).
A lo largo del año la Iglesia desarrolla todo el misterio de Jesucristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y su futura Venida gloriosa. Tal es el contenido del “Año litúrgico”. Repasamos continuamente, año tras año, toda la vida del Señor.
A ejemplo de la Virgen María meditamos siempre en nuestro corazón los distintos momentos de la vida de Jesús, penetrando cada vez un poco más en el misterio de la fe. Así nos vamos configurando poco a poco a Cristo. Nos vamos haciendo cristianos.
La esencia del Año litúrgico es la celebración del MISTERIO PASCUAL. Por eso la “SEMANA SANTA” es el eje alrededor del cual gira todo el Año litúrgico.
a) EL TIEMPO DE ADVIENTO:
El Año litúrgico comienza con el primer domingo de Adviento, cuatro semanas antes de la Navidad. Al prepararnos para “recordar” la primera Venida
del Señor, celebramos su presencia entre nosotros, y renovamos nuestra esperanza en los “nuevos cielos y nueva tierra” que se van gestando en la historia. (“segunda venida” o “Parusía”).
b) EL TIEMPO DE NAVIDAD:
Después de celebrar Navidad contemplamos la Sagrada Familia, en la que Jesús “iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres”(Lc.2,52).
Sigue la fiesta de la Epifanía, “manifestación” del Salvador a todos los pueblos, y el Bautismo de Jesús, que da comienzo a su vida pública.
El tiempo de Navidad, junto con su tiempo de preparación (Adviento), es, según la importancia, el segundo “tiempo litúrgico fuerte”.
c) Primera parte del TIEMPO COMÚN “DURANTE EL AÑO”:
Sobreviene en seguida un período más o menos breve que media entre la celebración del Bautismo del Señor y el Miércoles de Ceniza.
Es la primera parte del “tiempo durante el año”.
d) EL TIEMPO DE CUARESMA:
El Miércoles de Ceniza da comienzo a la Cuaresma, período de intensa preparación para Pascua, en recuerdo de los cuarenta días que, según Mt.4, el Señor ayunó en el desierto., preparándose para su Misión.
e) LA SEMANA SANTA:
La Cuaresma se abre a la Semana Santa, iniciada con el “Domingo de Ramos”, celebración de la triunfal entrada de Jesús en Jerusalén.
Cristo realizó la obra de Salvación principalmente por el Misterio Pascual: con su muerte destruyó nuestra muerte, y con su Resurrección restauró nuestra vida. Por eso el centro de todo el Año Litúrgico es el TRIDUO PASCUAL
de la Pasión y Resurrección del Señor.
Este triduo comienza con la Misa vespertina del Jueves Santo, sigue con el Viernes Santo, su centro es la Vigilia Pascual, y concluye con el Domingo de Pascua.
f) EL TIEMPO PASCUAL:
A la fiesta de Pascua sigue “la cincuentena pascual”: donde se celebra
el tiempo que el Señor, después de su Resurrección, permaneció con sus discípulos, apareciéndose en ciertas oportunidades a ellos, hasta que, ascendído
al Cielo, a los nueve días (¡novena!) envió desde el Padre al Espíritu Santo prometido: PENTECOSTES. (“Pentecostés” significa “cincuentena”).
g) Segunda parte del TIEMPO COMUN “DURANTE EL AÑO”:
Luego de Pentecostés sobreviene el periodo más largo del año litúrgico,
que comprende unas 20 ó 29 semanas, según los casos, comenzando con la fiesta de la “Santísima Trinidad” y la del “Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo” (“Corpus Christi”).
El último domingo “durante el año” se celebra la solemnidad de “Cristo Rey”.
Hacia el final del Año litúrgico la atención se dirige hacia la segunda y triunfal venida del Señor “en gloria”, tema presente también en la primera parte de Adviento, de modo que no hay ruptura entre el fin y el comienzo del año litúrgico.
2. LOS COLORES LITURGICOS:
El celebrante, al ejercer su ministerio sacerdotal, lleva vestiduras especiales. La principal es la estola, signo del sacerdocio ministerial. (“MINISTERIO”=SERVICIO)
La diversidad de colores de estas vestimentas ayuda a expresar la particularidad de cada celebración:
a) El BLANCO simboliza la luz, la gloria, la pureza y ambiente de fiesta de los Misterios gozosos del Señor, en las fiestas de la Virgen y de los santos no mártires, en la celebración de los Sacramentos del Bautismo, Matrimonio
y Ordenación Sacerdotal etc.
b) El ROJO es el color más parecido a la sangre y al fuego. Por eso es el que simboliza mejor la caridad y el martirio. Se usa para el Domingo de la Pasión del Señor (de Ramos), Viernes Santo, Pentecostés y Confirmación, para las fiestas de los mártires, etc.
c) El VERDE es símbolo de (nueva) vida (¡primavera!), de crecimiento y renovación, de frescura y lozanía del alma cristiana, la esperanza. Es el color para el tiempo “durante el año”.
d) El MORADO o VIOLETA es signo de penitencia, humildad, modestia, preparación y espera. Se emplea durante el Adviento y Cuaresma, para los Sacramentos de la Reconciliación y de la Unción de los enfermos, y para las Misas y exequias de difuntos.
3. Tiempos de conversión: “El tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios se ha acercado, conviértanse (= hagan penitencia) y crean en la Buena Noticia ( = evangelio)” (Mc.1,14)
a. El acto penitencial
No es fácil mantenerse en el Camino de Jesús... Estamos preparando a nuestros hijos para hacer su “primera confesión”. Pero la lucha contra el pecado dura toda la vida.
Por eso, siempre que nos reunimos los cristianos para celebrar nuestra “comunión” con Jesús y entre nosotros, pedimos perdón: es el acto penitencial al comienzo de la Misa, después del saludo del celebrante.
Y tratamos también de recibir este perdón que Dios siempre nos da junto con la ayuda del Espíritu Santo para vencer al mal, celebrando frecuentemente el sacramento de la penitencia o reconciliación (al menos una vez al año...).
b. Un tiempo penitencial
Los médicos afirman que es bueno para la salud caminar y hacer ejercicio.
También a veces nos enfermamos, y necesitamos hacer un régimen o tratamiento especial… En la vida espiritual pasa lo mismo.
A lo largo del año, tenemos TIEMPOS ESPECIALES para hacer ejercicios espirituales que nos renueven y fortalezcan, que nos ayuden a crecer en nuestra vida cristiana: el ADVIENTO, que nos prepara para la Navidad, y la CUARESMA , que nos prepara para la gran fiesta de la Pascua.
La Cuaresma comienza con el miércoles de ceniza, llamado así porque en ese día recibimos en la frente un poquito de ceniza, como signo de nuestras ganas de convertirnos más al Señor y hacer la “penitencia” o ejercitación cuaresmal , para celebrar la nueva Pascua renovados espiritualmente.
Antiguamente no se comía carne durante los 40 días. Por eso la gente se “despedía” de la carne los días anteriores: “carnestolendas” o carnaval…
c. Un día penitencial
Como cada domingo es una “pequeña y renovada Pascua”, es tradición de la Iglesia que nos preparemos a ella los viernes de todo el año, haciendo algún ejercicio espiritual especial en esos días: privarme de algo que me gusta, colaborar con Cáritas, visitar a un enfermo, tener un rato especial de oración meditando un pasaje del Evangelio…
4. EL “CICLO SANTORAL":
En la celebración del ciclo anual de los misterios de Cristo, la Iglesia venera (¡no adora¡) también con amor especial a su Madre y Madre nuestra: la Virgen Maria. Asimismo conmemoramos las fiestas de los apóstoles, mártires y demás santos, para imitar sus virtudes y pedir su intercesión.
4. CON LOS CHICOS…
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