1. Preparemos nuestro altarcito familiar. En el momento más oportuno, HOY O MAÑANA, nos reunimos en familia para celebrar EL DÍA DEL SEÑOR.
2. Podemos comenzar recordando la parábola del domingo anterior con el siguiente VIDEO
6. Confesamos nuestra fe
G: Como familia de Dios vamos a expresar con alegría nuestra de fe diciendo:
«Creo, Señor»
Alguno de los presentes va proponiendo las fórmulas de fe, a las que todos responden.
+
En Dios Padre, creador del cielo
y de la tierra… «Creo, Señor»
+ En Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen… «Creo, Señor»
+
En Jesucristo, que padeció bajo el poder de Poncio Pilato
fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos… «Creo, Señor»
+
En Jesucristo, que subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso,
y que desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos… «Creo, Señor»
7. Presentamos nuestra oración
G: Movidos por la fe, pidamos a Jesús nuestra «piedra fundamental», por todo lo que necesitamos. A cada intención respondemos: “Escucha Señor, la oración de tu pueblo”.
+ Por la Iglesia, familia de Dios, para que cumpla su misión de dar frutos de paz y amor. Oremos
+ Por los fieles laicos, en especial las mujeres, para que en virtud del bautismo puedan participar más en las instancias de responsabilidad de la Iglesia. Oremos.
+ Por todos los responsables de la justicia y el derecho en nuestra Patria, para que su tarea sea un servicio al bien común del pueblo. Oremos
+ Por quienes son víctimas de la violencia y la injusticia, para que en medio de su dolor puedan descubrir el rostro de Dios a través de la cercanía y solidaridad de sus hermanos. Oremos.
+ Por nosotros para que a pesar de nuestras infidelidades, recuperemos el vínculo con Señor de la Viña, multiplicando el carisma recibido de Dios y poniéndolo al servicio de los demás. Oremos
Quien lo desee, puede agregar intenciones. Después, quien anima la oración, dice:
Concluyamos nuestra celebración en familia, diciendo juntos la oración que Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro que estás en el cielo…
G: Oremos. Padre justo y misericordioso, que velas incesantemente sobre tu Iglesia, no abandones la viña que tu derecha ha plantado: sigue cultivándola y enriqueciéndola con brotes escogidos, para que injertada en Cristo, verdadera vid, dé abundantes frutos de vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
8. Pedimos a Dios su bendición
Quien anima la oración, invocando la bendición de Dios, y santiguándose, dice:
El Señor nos bendiga, nos defienda de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Y todos responden: Amén.
9. Rezamos a nuestra madre de Luján
En este fin de semana en el que como Iglesia en Argentina nos unimos a la peregrinación virtual a Luján los invitamos a rezarle a nuestra madre pidiendo especialmente por nuestra patria en estos tiempos tan especiales.
Madre y Reina que quisiste visitar la tierra Argentina y quedarte a vivir entre nosotros, junto al río Luján, para unirnos como pueblo de hermanos y mostrarnos el camino hacia Jesús repitiéndonos siempre aquello del evangelio “Ustedes hagan lo que él les diga” (Jn, 2-5) nosotros te damos gracias.
Ahora celebrando en que nuestros antepasados nuestros padres y nuestros abuelos, hombres y mujeres simples, hombres y mujeres del pueblo, hombres de la iglesia y de la Patria, te coronaron reina nuestra como muestra de un cariño grande y respuesta de tu materna fidelidad, como reafirmación sincera del deseo de vivir bajo tu manto, nosotros queremos renovar con nuevo ardor, la apertura de nuestros corazones a Jesús, en la nueva evangelización.
Sabemos que lo que esperas de nosotros es apertura y amor a Jesús y al prójimo.
Madre y reina de Luján quédate entre nosotros y guíanos. Bendice a la Iglesia argentina, a la patria y a las familias. Cuida nuestros niños, orienta a los jóvenes y sana a los enfermos.
Ayúdanos a construir un mundo nuevo donde podamos vivir, de veras la experiencia fraternal del evangelio. Enséñanos a vivir con generosidad y a amar sin interés. Amén.
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