Sugerencias para celebrar EN CASA - Domingo XVº durante el año

La siguiente es una guía para poder celebrar en nuestras casas, en este tiempo de pandemia, el domingo decimocuarto del tiempo durante el año. Los textos que están en rojo (rúbricas) no son para leer en voz alta y tienen la función de dar algunas indicaciones sobre lo que hay que ir haciendo. De acuerdo a las posibilidades de la persona y/o grupo familiar se realizará todos o algunos de los momentos celebrativos propuestos. 


Para preparar antes de la celebración: 

- Un lugar cómodo que permita el recogimiento y la oración familiar. 

- Un pequeño altar con los elementos que a la familia le son significativos: un mantel, una vela encendida, una cruz, la imagen de la Virgen María, etc.

  

Iniciamos la celebración. Una vez reunida la familia

Celebramos la LITURGIA DE LA PALABRA DE DIOS guiados por la grabación del P.Justino 
¡Miramos y escuchamos juntos este video para después relacionarlo con lo que estuvimos reflexionando! 

Con los que estamos en casa reflexionamos juntos: Mateo 13, 1-23 

      Jesús nos enseña mediante parábolas, hoy con la parábola del sembrador. Preparamos un recipiente pequeño lleno de tierra, al mirarlo juntos nos preguntamos y compartimos lo que pensamos:

    ¿Cuáles serán las características de un suelo fértil?  ¿Y del suelo que no lo es? 


     En esta parábola Jesús compara diferentes tipos de suelo con el corazón de las personas. 

¿En qué tipos de suelo cayeron las semillas del sembrador? 

    Para entender más lo que Jesús nos enseña pensemos que el camino es un sendero cerca de los campos, que se endurece cuando las personas caminan sobre él. La dureza del camino impide que las semillas echen raíces en el suelo. 

    El terreno pedregoso es una superficie rocosa cubierta por una capa delgada de tierra. Aunque las semillas pueden desarrollar raíces poco profundas, la roca que se encuentra justo debajo de las superficie evita que las raíces vayan a mayor profundidad. 

    El suelo con espinas es un suelo fértil, pero los espinas sofocan a las plantas, privándolas de luz, agua y los nutrientes necesarios. 

    La buena tierra es suelo fértil con la profundidad suficiente como para que se desarrollen raíces sanas.


Confesamos nuestra fe 


G: Como familia de Dios vamos a expresar con alegría nuestra de fe diciendo: «Creo, Señor» 

Alguno de los presentes va proponiendo las fórmulas de fe, a las que todos responden. 


Lector: - En Dios Padre, creador del cielo y de la tierra… 

 - En Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen… 

 - En Jesucristo, que padeció bajo el poder de Poncio Pilato fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos… 

- En Jesucristo, que subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso, y que desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos… 

 - En el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna… 


Presentamos nuestra oración 

G: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”, dice el Señor. Por eso con confianza le presentamos nuestras intenciones. A cada intención respondemos: “Escúchanos, Padre bueno”

Lector:  - Para que la Iglesia anuncie el Evangelio con la sencillez y pobreza de Jesús, pidamos al Padre. 

 - Para que los hombres y mujeres que son dirigentes en nuestro país pongan sus conocimientos y capacidades para ayudar especialmente a los más afectados por la pandemia, pidamos al Padre. 

 - Para que los enfermos, los afligidos y agobiados por esta situación que estamos viviendo encuentren alivio en sus dificultades, pidamos al Padre. 

 - Para que los trabajadores encuentren sentido a sus esfuerzos y no pierdan la esperanza en estos tiempos difíciles, pidamos al Padre. 

 - Para que siguiendo el ejemplo de los sencillos y humildes, alabemos siempre al Padre, pidamos al Padre. 


   Quien lo desee, puede agregar intenciones. Después, quien anima la oración, dice: Concluyamos nuestra celebración en familia, diciendo juntos la oración que Jesús enseñó a los apóstoles: Padre nuestro que estás en el cielo… 


G: Oremos. Dios Padre, que te revelas a los pequeños y das tu herencia a los pacientes, haznos pobres, libres y alegres, a imitación de Cristo tu Hijo, para llevar con él el suave yugo de la cruz y anunciar a los hombres la alegría que viene de ti. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 


Pedimos a Dios su bendición

Quien anima la oración, invocando la bendición de Dios, y santiguándose, dice: El Señor nos bendiga, nos defienda de todo mal y nos lleve a la Vida eterna. Y todos responden: Amén. 

O bien: Que nos bendiga y nos custodie el Señor omnipotente y misericordioso, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y todos responden: Amén. 

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