34 Ascensión del Señor

34 Subió a los cielos, y está sentado a la derecha del Padre...     

CELEBRACIÓN EN CASA

(grabación MISA celebrada por el P.Justino en la CATEQUESIS  hace 3 años) - abrir mp3

1. Jesús resucitado “es UNO” con el Padre, y está en todos y cada uno de nosotros por su Espíritu…

    La “historia” de esta presencia espiritual de Jesús resucitado en la misión de la Iglesia primitiva, la cuenta LUCAS en su segundo libro: los HECHOS DE LOS APÓSTOLES. Así comienza su relato:
                               (abrir mp3)  Hech. 1, 1-14

  • LA MISA ES EL “SACRAMENTO” (signo eficaz…) de esa PRESENCIA
  • Por la PALABRA (Liturgia de la Palabra de Dios)
  • Por la MEMORIA de la ÚLTIMA CENA (liturgia de la EUCARISTÍA)
 Jesús había afirmado: 
“Vine del Padre y vuelvo al Padre”. 
También había dicho a los suyos:  “Voy a prepararles un lugar”.
En el libro de los Hechos se nos narra la ascensión del Señor al cielo.
Lucas nos hace “visualizar” su paso al Padre, su nueva vida,
su entrada en la gloria.
Como si el Señor quisiera dejamos algo así como un documental,
unas diapositivas de 
ese paso que todos vamos a dar y que la gente sencilla describe con una frase muy significativa: “se fue a la casa del Padre”.      
   Por eso la fiesta de la ascensión tiene un mensaje riquísimo para todos
los que vamos hacia el Padre. 

   Es la fiesta de la esperanza, de la alegría. Jesús vuelve al Padre. 
Comienza el tiempo de la presencia viva, gloriosa y triunfante de Cristo EN su Iglesia, presencia real que captamos por la fe.

Es el Espíritu de Cristo quien guía a la Iglesia hacia la Patria definitiva.
Los discípulos se quedaron con la nostalgia de Jesús y con el deseo
del reencuentro final. A ellos y a nosotros 
Jesús nos ha trazado el camino.  Volverá un día a buscarnos para hacernos compañía en el “paso” hacia el Padre.

        
No tenemos aquí nuestra mansión definitiva.Jesús Resucitado nos preparó un lugar en la casa del Padre. Por eso San Pablo nos grita:  “nosotros somos ciudadanos del cielo ..." y marchando clamamos con gozo:        
 VEN SEÑOR JESUS”.
2. ¿PORQUE SIGUEN MIRANDO AL CIELO?

Nos cuesta desprendernos de aquellos que queremos.
Después de la despedida, el que se queda, generalmente permanece mirando el camino por donde se ha ido su amigo.
Los discípulos se quedaron mirando al cielo…  Esta imagen puede sugerirnos varias cosas:
           
 a)"Subir al cielo"  Es lo mismo que alcanzar el objetivo supremo
de la vida humana, objetivo que puede variar según las diversas religiones o filosofías, pero que siempre, de una o de otra manera, se refiere a eso que hoy se llama “trascendencia".  

Trascender. . .  esta existencia con sus límites, con sus errores, con sus muertes.  
Poder entrar en una "nueva dimensión", en un espacio distinto donde no exista el "no - puedo".

b) "Arriba", "el cielo": "lugar" que indica la superación de lo desconocido; lo mejor, lo pleno.
   
c) "Siguen mirando al cielo": se quedan con el anhelo de trascender, también ellos, esta existencia de hombres, este misterio de hombres que nos lleva a preguntarnos una y otra vez: 

       
  "¿Quién soy? ¿Para qué vivo?
¿Cuál es el fin de mi existencia?
      ¿Adonde va a parar la historia?...”
d) "Y ahora.. . ¿qué? ¿qué va a pasar con nosotros sin el Maestro?
     No se daban cuenta que todo estaba preparado. 
Ellos ya habían aprendido lo suficiente, formaban un grupo humano y tenían instrucciones de permanecer en Jerusalén hasta "recibir la fuerza del Espíritu Santo".      
Pero no es fácil "darse cuenta" que uno, persona o comunidad,
ha crecido y está en condiciones de "vivir otras cosas", asumir mayores responsabilidades,
 hacer lo que hacía el Maestro. ..

"Ahora" es el tiempo. . .de la comunidad, de los testigos, de los amigos, de "los que comieron y bebieron con El", de los que fueron bendecidos por el Resucitado antes de ascender al cielo.
"Ahora" es el tiempo. . . de la Fe que busca la Presencia, de la Esperanza
que busca "subir al cielo", del Amor que busca a los hermanos...
"Ahora" es el tiempo de buscar el cielo, pero mirando el mundo, la historia, el hombre, que Jesús dejó en manos de sus discípulos, de su “rebaño”.
Este Rebaño, hoy tiene nuestras caras, nuestros nombres,nuestras manos. Y el Señor nos acompaña: 
       "Yo estaré siempre con ustedes..."

"AHORA": es el tiempo del "VAYAN Y ANUNCIEN. . .", predicando a todas las naciones la conversión “para la LIBERACIÓN del pecado.
¡Por eso. . . no podemos quedarnos mirando al cielo!
Es el tiempo de la comunidad que espera al Espíritu prometido para anunciar el Evangelio.
Es el tiempo de la Iglesia que, según la riqueza de los dones del Espíritu,
unida a Cristo-Cabeza, será testigo ante el mundo-todo de la Resurrección y la alegría de Jesús.


Preparémonos para recibir la fuerza del Espíritu y ser sus testigos. . ."hasta los confines de la tierra".
3.  MATEO 28, 16-20: (abrir mp3)  
        NUESTRA MISIÓN                                                                      
 La situación que se vive hoy en nuestras comunidades no es nada fácil.
En nuestro corazón de seguidores de Jesús surgen no pocas preguntas:
¿Dónde reafirmar nuestra fe en estos tiempos de crisis religiosa?
    ¿Qué es lo importante en estos momentos? 

Qué hemos de hacer en las comunidades de Jesús?
¿Hacia dónde hemos de orientar nuestros esfuerzos?
    Mateo concluye su relato evangélico con una escena de importancia excepcional.
    Jesús convoca por última vez a sus discípulos para confiarles su misión.
Son las últimas palabras que escucharán de Jesús:
las que han de orientar su tarea y sostener su fe a lo largo de los siglos.
Siguiendo las indicaciones de las mujeres, los discípulos se reúnen en Galilea. Allí había comenzado su amistad con Jesús. Allí se habían comprometido a seguirlo colaborando en su proyecto del reino de Dios.  Ahora vienen sin saber con qué se pueden encontrar. ¿Volverán a verse con Jesús después de su ejecución?

El encuentro con el Resucitado no es fácil. 
Al “verlo” llegar, los discípulos «se postran» ante él;  reconocen en Jesús algo nuevo; quieren creer, pero «algunos vacilan». 
El grupo se mueve entre la confianza y la tristeza. Lo adoran pero no están libres de dudas e inseguridad.         Los cristianos de hoy los entendemos.
A nosotros nos sucede lo mismo.
Jesús no les reprocha nada. Su fe sigue siendo pequeña,
pero a pesar de sus dudas y vacilaciones, confía en ellos.
Desde esa fe pequeña y frágil anunciarán su mensaje en el mundo entero.
        Así sabrán acoger y comprender a quienes a lo largo de los siglos vivirán una fe vacilante. Jesús los sostendrá a todos.
La tarea fundamental que les confía es clara: «hacer discípulos» suyos en todos los pueblos.
No les manda a exponer doctrina, sino a trabajar para que en el mundo
haya hombres y mujeres que vivan como discípulos y discípulas de Jesús.
Seguidores que aprendan a vivir como él. Que lo acojan como Maestro
y no dejen nunca de aprender a ser libres, justos, solidarios, constructores 
de un mundo más humano.
Mateo entiende la comunidad cristiana como una "escuela de Jesús".
Seremos muchos o pocos. Entre nosotros habrá creyentes convencidos y creyentes vacilantes. Cada vez será más difícil atender a todo como quisiéramos.
           Lo importante será que entre nosotros se pueda aprender a vivir con el estilo de Jesús. El es nuestro único Maestro. 
          Los demás somos todos hermanos que nos ayudamos y animamos mutuamente a ser sus discípulos.
                                                                         
4. CON LOS CHICOS

Leemos el relato de la Ascensión de Jesús y comentamos
que el “cielo”es la intimidad de Dios, y Dios está en todas partes.
Por eso Jesús no se fue, está presente en nosotros por su Espíritu.
          El nos acompaña con el Poder de Dios para que podamos cumplir
nuestra misión, y estar un día con El para siempre. 

          Lo que Jesús es ahora, un día todos lo seremos.
Esa será nuestra resurrección.
5. CONCLUSIÓN:  COMPARTIENDO EL EVANGELIO
El Señor se va y se queda. No, no es el juego del escondite.
Es una manera de decirnos que es “nuestro tiempo”:
el tiempo de actuar, de comprometernos, de vivir lo que significa
la alegría de la Resurrección… Y anunciarlo incansablemente.
Él se queda en su Iglesia peregrina, que anuncia compartiendo el gran don de su Señor. 
El Señor se va, pero permanece en nuestro corazón, para transformar nuestra mente y activar nuestras manos en la entrega diaria hasta el final.
El Señor se va, pero lo tenemos tan cerca que en cualquier bombeo del corazón lo podemos sentir latir, especialmente en los pequeños,
los que no cuentan, los pobres…
El Señor se va, pero nosotros nos quedamos con Él. No hay forma que abandone el cuerpo el que es su cabeza, su motor, su Vida.
El Señor se va, pero aquí está la Iglesia servidora de los pobres para hacerlo presente. El Señor se va. Es nuestro turno. No lo olvidemos.

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